martes, 5 de febrero de 2013

Meditación sentada o Zazen


La práctica de la meditación sentada es como volver a casa para dar atención y
cuidado a nosotros mismos. 
Al igual que la imagen pacífica de Buda en el altar, también nosotros podemos irradiar paz y estabilidad.


Nos sentamos en posición vertical con dignidad, y volvemos a través de la respiración a nuestro centro. Aportamos toda nuestra atención a lo que está dentro y alrededor de nosotros. Dejamos que nuestra mente se amplie y  nuestro corazón se expanda suave y amablemente.

La práctica de meditación sentada es un proceso muy sanador.
Nos damos cuenta de que sólo puede darse espacio a la meditación gracias a lo que está dentro de nosotros mismos, ya sea nuestro dolor, enojo, irritación, o la alegría, el amor y la paz.
Estamos con lo que está allí, sin dejarnos llevar por las emociones, nos sentamos en la orilla del río a observar el agua correr libre, observamos desde afuera lo que ocurre, ya no estamos dentro del río dejándonos arrastrar por las emociones.
Dejamos que los pensamientos y emociones vengan a nuestra mente, que se queden un instante, y luego los dejamos ir.

No hay necesidad de forzar,  reprimir, o pretender que nuestros pensamientos no están allí.
La tarea justamente consiste en observar los pensamientos y las imágenes de nuestra mente con el ojo de la aceptación y del amor incondicional.
Tenemos la libertad de estar en silencio y completa calma a pesar de las tormentas que pudieran surgir en nuestras mentes.

Si las piernas o los pies se duermen o empiezan a doler durante la sesión, somos libres para ajustar nuestra posición de manera suave y silenciosa. Podemos mantener nuestra concentración, siguiendo nuestra respiración y poco a poco, y con atención cambiar nuestra postura hasta encontrar la más cómoda para nosotros.

La meditación hace florecer nuestro ser como una flor de loto que nace del lodo, nuestra mente y cuerpo se nutren de la observación de las emociones y las experiencias para luego expandirse y crear una nueva consciencia de nosotros mismos y de los demás.

Y algo que nunca está de más... no pierdas el sentido del humor.
Practicar es la clave. Practica la atención correcta.
¡Sé felíz!
Practice mindfulness.
¡Cariños a todos!

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